viernes, 18 de febrero de 2011

Las prisas no son buenas

Conforme se va leyendo al detalle todo lo que el sumario de la Operación Poniente tiene que ofrecer, la sangre puede llegar a adquirir temperaturas insanas que bloqueen el correcto funcionamiento del cerebro y que dan ganas de decir: "Esto habría que publicarlo y que lo supiera todo el mundo". Los imputados son muy conscientes de ello y seguramente sus abogados les habrán recomendado que recen porque alguien lo haga. Porque aunque no lo parezca, intentamos que la Justicia sea justa y si alguien sacase algo realmente sustancioso antes del juicio estaría invalidando que esa sustancia se usase en el mismo. Esto es una pena, porque las elecciones de mayo están a la vuelta de la esquina y nos vendría muy bien a todos los votantes ejidenses conocer todo lo que está escrito en ese sumario y tenerlo en consideración a la hora de elegir nuestro voto.

Pero amigos, la sangre fría es uno de nuestros atributos más preciados. Nos encanta trabajarlo y desarrollarlo. Cuando uno no se juega ni poder, ni dinero, ni réditos políticos, cuando lo único que está en juego de verdad es la integridad de los individuos soberanos, no hay por qué apresurarse ni dar pasos en falso. Podemos esperar tranquilamente, al menos viendo como estamos viendo que los que de verdad nos importan, los vecinos de El Ejido, estamos reaccionando ante lo que pasa. Cada uno a su manera, cada uno con sus medios. ¿Qué más podríamos pedir?

Poco más, así que no tenemos por qué divulgar nada de lo que haya en el sumario. Lo que sí podemos divulgar es lo que no hay en el sumario. De todos los tomos leídos aún no se sabe que se haya grabado una conversación que tenga que ver con la gestión limpia y directa, ninguna que verse sobre temas económicos sin ningún transfondo detrás, no hay ni una sola mención a la familia o a la amistad que no vaya acompañada de alguna instrucción para sacar beneficio a dichas relaciones. No hay reflexiones sobrias, no hay ideas políticas desde luego, no hay sentimientos. Lo más parecido a la conciencia democrática que se puede encontrar son los emplazamientos a continuar determinadas conversaciones en persona, en lugar de por teléfono.

Como decía, la sangre bulle al percatarse de tanta ausencia. Algo te pide que te adelantes al tiempo. Pero no se puede. Y está bien que lo sepamos. Porque las prisas no son buenas.

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