sábado, 30 de enero de 2010

Artículos comunicados (I)

Negar la realidad

Si hay algo claro a estas alturas, es que el reciente golpe de efecto habido en el Ayuntamiento de El Ejido a raíz de la “dimisión forzada” de Gerardo Palmero, que ha situado a Jósé Añez como concejal del área de Alcaldía y coordinación institucional, dándole de hecho el control absoluto del gobierno municipal, ha contado con el plácet de Juan Enciso. Probablemente haya sido el mismo alcalde el que ha ordenado rendirle pleitesía al “ideólogo” del PAL (si es que se precisan ideas en un partido personalista, instrumental y utilitarista como ese) desde la prisión de El Acebuche, otorgándole la legitimidad necesaria para que un cambio de este calado haya sido admitido, aunque sea a regañadientes y, de momento, por todos los concejales del PAL. Pero, ¿qué esperan o a qué esperan estos concejales? Todos saben de sobra que no tienen ningún futuro político, ni aún en el hipotético, lejanísimo y más que improbable caso de que Juan Enciso saliera libre de cargos de los procesos judiciales en los que está inmerso o le aguardan. La mayoría de los ciudadanos de El Ejido saben a estas alturas que les pesa mucho más el hecho de querer seguir enganchados a la teta pública y continuar cobrando sus generosos sueldos que la fidelidad debida a quien los eligió a dedo, muchas veces con el único aval de haber sido recomendados por familiares y amigos de Enciso. ¿A ninguno de ellos les pesa el hecho de que estén contribuyendo por acción u omisión al hundimiento del Ayuntamiento de El Ejido, y por ende, de una parte muy importante de su (de boquilla) querido pueblo? ¿Ninguno sabe prever el descrédito que a partir de ahora les va a acompañar como una sombra? ¿Nadie va a tener la dignidad de dimitir a sabiendas de que forma parte del problema y de reconocer que no tiene ni pajolera idea de cómo solucionar ni los problemas más nimios de sus respectivas áreas? ¿Acaso no saben que lo mejor que pueden hacer es arrojar la toalla y que una gestora se encargue, para empezar, de conocer la situación real de las cuentas municipales? ¿Piensan acaso que la mayoría de ellos irían en una lista electoral nombrada por Añez? Y de ir, ¿creen que tendrían algún respaldo de los votantes? El tiempo es oro, y cada día que pasa la situación de las arcas municipales y de los servicios es peor, y el futuro de los trabajadores de las subcontratas y de Elsur más incierto. Si les queda un ápice de dignidad, dimitan; háganlo por El Ejido (ustedes que dicen que son municipalistas lo entenderán), pero, sobre todo, háganlo por ustedes mismos. ¿O acaso creen que a base de negar la evidencia van a cambiar la negra realidad? Negar la realidad es lo que está haciendo vuestro aparato de propaganda desde el encarcelamiento del todavía alcalde Juan Enciso, pero, a estas alturas, nadie excepto ustedes se cree tantas y tan burdas mentiras. Dejen de ser un estorbo y dimitan, hágannos caso. Si no es así, tengan la certeza de que los ciudadanos ni les vamos a olvidar ni les vamos a perdonar. Que cada palo aguante su vela.




*Este artículo nos ha sido remitido por un lector. Si creéis que tenéis algo interesante que aportar, estamos abiertos a todo tipo de colaboraciones.

martes, 26 de enero de 2010

¿Cuánto nos va a costar esto?

En El Ejido mucha gente sabe que cuando el delegado en Almería de la empresa alicantina especializada en la organización de eventos y espectáculos que representaba, entre otros artistas, a los Rolling Stones, le propuso al recién dimitido concejal de cultura organizar un macroconcierto de la banda en el estadio de Santo Domingo, éste poco menos que se echó las manos a la cabeza. El representante de la empresa de management, erre que erre, pensó que lo mejor sería recurrir a una persona de verdad decisoria, con poder real; usando sus propias palabras, decidió proponérselo al “tío de los cuartos”, a la sazón José Alemán, interventor accidental del Ayuntamiento de El Ejido durante más de veinte años y actualmente imputado de varios delitos y en prisión preventiva. “¿Cuánto dices que cuesta el concierto?”, dicen que dijo, para proseguir: “Oye, pues sabes que no es mala idea, lo voy a estudiar”. Del dicho al hecho hubo poco trecho, un poco más largo por la caída de Keith Richards de un cocotero y la posterior suspensión del concierto, suspensión a la que las malas lenguas le atribuyen a su vez el retraso de la boda de Alemán y su actual esposa, Isabel Carrasco, que finalmente se celebró en el Hotel Ritz una vez celebrado definitivamente el concierto el verano siguiente. Ni que decir tiene que el anteriormente citado concejal de cultura Gerardo Palmero se convirtió en un firme defensor de la idea, y hasta un justificador del dispendio económico que supuso, para acabar ironizando en un artículo (que pasará a los anales de la Historia local por su cariz esperpéntico y grotesco), sobre la petición por parte de la oposición de que se aclararan las cuentas y sus sospechas de que se habían producido graves irregularidades. Hace unas semanas, con el primer edil ya en la cárcel, presumía en la radio municipal de que podrá enseñarle a sus nietos la foto que se hizo con los Stones como uno de los grandes hitos de su carrera como concejal de cultura; otro logro muy importante es haber vaciado de contenido paulatinamente, y a lo largo de más de dieciocho años, casi todas las manifestaciones culturales heredadas, como es el caso del que se dice uno de los festivales de teatro más importantes de España, no haber creado otras lo suficientemente sustantivas y dejar de la mano las producciones culturales endógenas, asfixiándolas económicamente. Son las cosas de elegir como concejal de cultura a la persona menos adecuada para el cargo. Pasa lo mismo en otras áreas del ayuntamiento: en casi todas, de ahí el desbarajuste organizativo y el desgobierno, que se añade, a la presunta comisión de delitos por parte de algunos de nuestros gobernantes, empleados públicos y empresarios relacionados con las partidas económicas más importantes del presupuesto municipal. Volviendo al concierto; todo hace indicar que el famoso concierto que El Ejido le arrebató a la Zaragoza de la Exposición universal forma parte del sumario de la Operación Poniente, y será la vía judicial la que aclarará finalmente las cuentas reales, no ya de la actuación en sí, sino del dinero que costó el “gazpacho” organizativo. Cualquier persona puede conseguir las declaraciones por las que, nuestro todavía alcalde, Juan Enciso, imputado de graves delitos y en prisión preventiva, justificaba el dispendio por la enorme repercusión mediática y la publicidad gratuita, conseguida a precio irrisorio, según él y su equipo de gobierno, en comparación con lo que habría costado esa misma publicidad fragmentada en spots televisivos, anuncios en prensa, cuñas radiofónicas, merchandising, etcétera.

Si aplicamos ese mismo baremo a lo sucedido en febrero de 2000 y cuantificamos los minutos televisivos de publicidad negativa, los ríos de tinta, las horas de programas de radio, y la consiguiente persistencia en la memoria de muchos españoles, algunos europeos y otros ciudadanos del mundo, deberemos preguntarnos: ¿cuánto nos costó aquello? ¿Cuántas toneladas de verdura se dejaron de consumir por ser de origen ejidense? ¿Cuántos turistas han preferido otros destinos por aquello? ¿Cuántas viviendas se han dejado de vender por lo sucedido? ¿Cuántos inversores han preferido otras zonas para invertir? Así, a bote pronto, este planteamiento parece, en extremo, demagógico, además de plantear un imposible: estas cosas son, en la práctica, imponderables. Sin embargo, me valgo de la analogía, además de para denunciar que los métodos deductivos de nuestros munícipes son pura falacia, para demostrar que sus justificaciones son en todo punto “injustificables”. Es más, si se hiciera un estudio fiable (que como ya dije, desde mi punto de vista, es imposible de acometer), muy probablemente veríamos como los efectos perniciosos de los sucesos del año 2000 superan con mucho los supuestos beneficios del concierto de los Stones. Pero, ojo, no estoy culpando a Juan Enciso de los sucesos, lo estoy acusando de haber gestionado mal, muy mal, la crisis. Sin embargo, todo hay que decirlo, son mayoría los ejidenses que todavía piensan que, en aquellos cruciales momentos de Febrero del año 2000, Juan Enciso “lo hizo muy bien”, quedando refrendado ese apoyo (que parecía no tener techo) en las sucesivas elecciones, primero con el Partido Popular y después con el PAL (Partido de Almería). Al margen de otras consideraciones sobre los “sucesos de El Ejido”, (de los que este año se cumple el décimo aniversario y sobre los que prometemos abundar en una próxima entrega), hay que dejar claro (y más aún teniendo en cuenta las recientes escaramuzas que se están produciendo en municipios con una alta proporción de población inmigrante como Vic, que por su relevancia mediática pueden acabar encendiendo los más bajos instintos de algunos sectores de la población), que las instituciones no deben mostrar ninguna comprensión ni apoyo a iniciativas o comportamientos que subviertan las más elementales normas de convivencia y, mucho menos, aunque sea subrepticiamente, justificar moralmente, quitar importancia o poner paliativos a meros actos delictivos. Bien al contrario, es obligación de las instituciones, sobre todo de las más cercanas al ciudadano, hacer pedagogía y fomentar la convivencia pacífica de todos, al margen de su procedencia. La prueba de que el entonces alcalde no gestionó bien esa crisis es el estigma que desde entonces nos acompaña a El Ejido y a los Ejidenses. Y no, créanme, no todos los ejidenses nos creemos víctimas de una conspiración, gritamos airados que “por ahí no nos quieren porque nos tienen envidia” o le echamos la culpa al mensajero (que muchos medios caigan en simplificaciones, maniqueísmo de la peor estofa y amarillismo es habitual, desgraciadamente, en cualquier tipo de “sucesos llamativos”, lo extraño es que el análisis serio y desapasionado se haga un hueco, sobre todo en los medios audiovisuales), simplemente se hizo una mala política de comunicación, y se sigue haciendo aún peor, nos venden muy mal, para entendernos, además de persistir con una nula política social con los extranjeros, que sencillamente fuera de su función laboral, según la doctrina Enciso, deberían ser invisibles: "A las ocho de la mañana todos los inmigrantes son pocos, a las ocho de la tarde sobran todos". Este tipo de peligrosas actitudes políticas no deben tener cabida en ningún partido civilizado, y a la postre acaban haciendo mucho daño, también económico, a la tierra y a los ciudadanos que dicen pretender defender.

En febrero de este año 2010 se va a cumplir el décimo aniversario de los anteriormente citados “sucesos de El Ejido”, que hasta que han sido desplazados desde octubre de 2009 por las informaciones relativas a la Operación Poniente, ocupaban los primeros espacios en los buscadores de internet cuando se tecleaba “El Ejido”. Al margen de otras cuestiones que serán ampliamente debatidas a lo largo de este año sobre los acontecimientos de febrero de 2000, queremos advertir de la posibilidad de que en las actuales circunstancias, con Juan Enciso, alcalde y uno de los actores principales de aquellos acontecimientos, en prisión preventiva imputado de graves delitos, alguien quiera aprovechar la inopinada coincidencia de fechas de dichos “sucesos” e intentar sacar a su gente a la calle (si no lo han hecho ya es porque no han encontrado suficientes apoyos). Ya sabemos el daño que nos ha hecho la gestión, presuntamente corrupta, de Juan Enciso y su equipo de gobierno, sabemos también que su determinación de no dimitir deteriora gravemente la imagen de nuestro municipio, pero, lo que nos acabaría dando la puntilla sería ver reflejado en los medios a cientos de ejidenses pidiendo la libertad de un alcalde encarcelado por delitos tan graves. Señor Añez, sea razonable y deje de urdir y, por favor, dimitan en bloque, ¿saben ustedes cuánto nos va a costar esto?

lunes, 25 de enero de 2010

Pasatiempos

Adivina en menos de quince segundos qué organización de apoyo a presuntos delincuentes se está desmembrando por momentos. El premio son unas risas.



miércoles, 20 de enero de 2010

Exceptio veritatis

Ante el comunicado emitido recientemente por la familia del alcalde de El Ejido, Juan Enciso Ruiz, con domicilio actual en el Centro Penitenciario de El Acebuche, sobre sus planes para "demandar a los que mienten" nos ha parecido conveniente hacer una exposición mediante un ejemplo práctico y, al tiempo, ilustrar a tan solemne panda de ignorantes.

El ejemplo práctico es ese mismo: en según qué circunstancias, llamar ignorantes a estos señores o a sus abogados podría suponer un menoscabo a su honor o a su propia imagen, lo cual está tipificado como injuria en nuestro código penal. Teniendo en cuenta que, según argumentan en su defensa, nunca les ha importado lo más mínimo ignorar de dónde salía el dinero, es de suponer que ignorar es una de sus actividades favoritas. Por lo menos esa no nos cuesta dinero.*

Respecto a los cinco delitos continuados por los que Juan Enciso está en la cárcel: blanqueo de capitales, cohecho, tráfico de influencias, malversación de caudales públicos y falsedad en documento mercantil, de confirmarse su culpabilidad se podrían reescribir en una serie de términos de uso mucho más común que facilitaría la comprensión a la caterva de ignorantes: ladrón, mafioso, corrupto, estafador... delincuente. Llamar todo eso a cualquiera sí que podría ser considerado presunta injuria o supuesta calumnia, pero en este caso nos ampararía la figura jurídica de la exceptio veritatis. Ésta se aplica cuando las supuestas injurias o presuntas calumnias son vertidas sobre un funcionario público en el desempeño de su función y, claro está, se confirma que son ciertas. Lo que pasa es que para poder llamarle todo eso es necesario esperar a que el procedimiento procesal lo verifique.

Eso explica que tengamos que leer, ver u oír declaraciones de estos sujetos jurídicos manifestando que no entienden por qué Juan Enciso está en la cárcel. Lo sentimos, ignorantes, pero hasta que la jueza no lo establezca no podemos explicároslo con palabras más sencillas.


*Emitir comunicados, dado que lo hacen utilizando la televisión de titularidad pública que posee el Ayuntamiento de El Ejido, sí nos cuesta dinero, y más que nos costará cuando el Ayuntamiento pague con un dinero nuestro que ya se ha gastado en otras cosas la licencia necesaria para que esta televisión emita en TDT. Queremos recordarles que dicha televisión, en lugar de ejercer la profesión periodística se limita a difundir la propaganda de los defensores del presunto delincuente y sus allegados, haciendo burla de las manifestaciones democráticas del resto de los ejidenses que, por suerte, somos mayoría. Sobre ésta y otras prácticas poco democráticas que nos están costando el dinero y en las que se regodean los que obran de forma inmoral (esta por ver si también ilegal) hablaremos más en profundidad en próximos artículos.

martes, 12 de enero de 2010

La conspiración contra Enciso

Hemos de confesar que el propósito de éste blog, otros cuantos, varios medios de comunicación en los que trabajan periodistas de verdad, partidos políticos de toda ideología, la judicatura, la fiscalía anticorrupción, el código penal, todos los parlamentarios que ha habido en España desde la llegada de la democracia, la mayoría de los senadores, los procuradores a cortes franquistas, todos los que hayan sido ministros en éste país y todos los que han sido Jefe de Gobierno (salvo Eduardo Dato, que el hombre no se quiso meter), los generales golpistas del 18 de julio, todos los reyes de la dinastía Borbón, la mayoría de los Austrias y, por supuesto, Amadeo de Saboya, José I y el Cardenal Cisneros, así como Carlomagno, los masones, Atahualpa, el Inca Garcilaso y Lao Tsé, en concomitancia con Jesucristo, sus doce apóstoles, incluido Judas, pero de él qué íbamos a esperar, San José, la Virgen María (desde Divina Infantita), Salomón, David, Isaías, Abraham, Mahoma, Ismael, el Buda, John Lennon pagado por el MI5, la FIFA, la UEFA, los sumerios, los babilónicos, los astrónomos de Ur, los que escribieron la Biblia, los neandertales, algún dinosaurio que otro, las primeras amebas y Dios no ha sido otro que el de conspirar para acabar con la carrera de Juan Enciso Ruiz como alcalde de El Ejido.