martes, 26 de enero de 2010

¿Cuánto nos va a costar esto?

En El Ejido mucha gente sabe que cuando el delegado en Almería de la empresa alicantina especializada en la organización de eventos y espectáculos que representaba, entre otros artistas, a los Rolling Stones, le propuso al recién dimitido concejal de cultura organizar un macroconcierto de la banda en el estadio de Santo Domingo, éste poco menos que se echó las manos a la cabeza. El representante de la empresa de management, erre que erre, pensó que lo mejor sería recurrir a una persona de verdad decisoria, con poder real; usando sus propias palabras, decidió proponérselo al “tío de los cuartos”, a la sazón José Alemán, interventor accidental del Ayuntamiento de El Ejido durante más de veinte años y actualmente imputado de varios delitos y en prisión preventiva. “¿Cuánto dices que cuesta el concierto?”, dicen que dijo, para proseguir: “Oye, pues sabes que no es mala idea, lo voy a estudiar”. Del dicho al hecho hubo poco trecho, un poco más largo por la caída de Keith Richards de un cocotero y la posterior suspensión del concierto, suspensión a la que las malas lenguas le atribuyen a su vez el retraso de la boda de Alemán y su actual esposa, Isabel Carrasco, que finalmente se celebró en el Hotel Ritz una vez celebrado definitivamente el concierto el verano siguiente. Ni que decir tiene que el anteriormente citado concejal de cultura Gerardo Palmero se convirtió en un firme defensor de la idea, y hasta un justificador del dispendio económico que supuso, para acabar ironizando en un artículo (que pasará a los anales de la Historia local por su cariz esperpéntico y grotesco), sobre la petición por parte de la oposición de que se aclararan las cuentas y sus sospechas de que se habían producido graves irregularidades. Hace unas semanas, con el primer edil ya en la cárcel, presumía en la radio municipal de que podrá enseñarle a sus nietos la foto que se hizo con los Stones como uno de los grandes hitos de su carrera como concejal de cultura; otro logro muy importante es haber vaciado de contenido paulatinamente, y a lo largo de más de dieciocho años, casi todas las manifestaciones culturales heredadas, como es el caso del que se dice uno de los festivales de teatro más importantes de España, no haber creado otras lo suficientemente sustantivas y dejar de la mano las producciones culturales endógenas, asfixiándolas económicamente. Son las cosas de elegir como concejal de cultura a la persona menos adecuada para el cargo. Pasa lo mismo en otras áreas del ayuntamiento: en casi todas, de ahí el desbarajuste organizativo y el desgobierno, que se añade, a la presunta comisión de delitos por parte de algunos de nuestros gobernantes, empleados públicos y empresarios relacionados con las partidas económicas más importantes del presupuesto municipal. Volviendo al concierto; todo hace indicar que el famoso concierto que El Ejido le arrebató a la Zaragoza de la Exposición universal forma parte del sumario de la Operación Poniente, y será la vía judicial la que aclarará finalmente las cuentas reales, no ya de la actuación en sí, sino del dinero que costó el “gazpacho” organizativo. Cualquier persona puede conseguir las declaraciones por las que, nuestro todavía alcalde, Juan Enciso, imputado de graves delitos y en prisión preventiva, justificaba el dispendio por la enorme repercusión mediática y la publicidad gratuita, conseguida a precio irrisorio, según él y su equipo de gobierno, en comparación con lo que habría costado esa misma publicidad fragmentada en spots televisivos, anuncios en prensa, cuñas radiofónicas, merchandising, etcétera.

Si aplicamos ese mismo baremo a lo sucedido en febrero de 2000 y cuantificamos los minutos televisivos de publicidad negativa, los ríos de tinta, las horas de programas de radio, y la consiguiente persistencia en la memoria de muchos españoles, algunos europeos y otros ciudadanos del mundo, deberemos preguntarnos: ¿cuánto nos costó aquello? ¿Cuántas toneladas de verdura se dejaron de consumir por ser de origen ejidense? ¿Cuántos turistas han preferido otros destinos por aquello? ¿Cuántas viviendas se han dejado de vender por lo sucedido? ¿Cuántos inversores han preferido otras zonas para invertir? Así, a bote pronto, este planteamiento parece, en extremo, demagógico, además de plantear un imposible: estas cosas son, en la práctica, imponderables. Sin embargo, me valgo de la analogía, además de para denunciar que los métodos deductivos de nuestros munícipes son pura falacia, para demostrar que sus justificaciones son en todo punto “injustificables”. Es más, si se hiciera un estudio fiable (que como ya dije, desde mi punto de vista, es imposible de acometer), muy probablemente veríamos como los efectos perniciosos de los sucesos del año 2000 superan con mucho los supuestos beneficios del concierto de los Stones. Pero, ojo, no estoy culpando a Juan Enciso de los sucesos, lo estoy acusando de haber gestionado mal, muy mal, la crisis. Sin embargo, todo hay que decirlo, son mayoría los ejidenses que todavía piensan que, en aquellos cruciales momentos de Febrero del año 2000, Juan Enciso “lo hizo muy bien”, quedando refrendado ese apoyo (que parecía no tener techo) en las sucesivas elecciones, primero con el Partido Popular y después con el PAL (Partido de Almería). Al margen de otras consideraciones sobre los “sucesos de El Ejido”, (de los que este año se cumple el décimo aniversario y sobre los que prometemos abundar en una próxima entrega), hay que dejar claro (y más aún teniendo en cuenta las recientes escaramuzas que se están produciendo en municipios con una alta proporción de población inmigrante como Vic, que por su relevancia mediática pueden acabar encendiendo los más bajos instintos de algunos sectores de la población), que las instituciones no deben mostrar ninguna comprensión ni apoyo a iniciativas o comportamientos que subviertan las más elementales normas de convivencia y, mucho menos, aunque sea subrepticiamente, justificar moralmente, quitar importancia o poner paliativos a meros actos delictivos. Bien al contrario, es obligación de las instituciones, sobre todo de las más cercanas al ciudadano, hacer pedagogía y fomentar la convivencia pacífica de todos, al margen de su procedencia. La prueba de que el entonces alcalde no gestionó bien esa crisis es el estigma que desde entonces nos acompaña a El Ejido y a los Ejidenses. Y no, créanme, no todos los ejidenses nos creemos víctimas de una conspiración, gritamos airados que “por ahí no nos quieren porque nos tienen envidia” o le echamos la culpa al mensajero (que muchos medios caigan en simplificaciones, maniqueísmo de la peor estofa y amarillismo es habitual, desgraciadamente, en cualquier tipo de “sucesos llamativos”, lo extraño es que el análisis serio y desapasionado se haga un hueco, sobre todo en los medios audiovisuales), simplemente se hizo una mala política de comunicación, y se sigue haciendo aún peor, nos venden muy mal, para entendernos, además de persistir con una nula política social con los extranjeros, que sencillamente fuera de su función laboral, según la doctrina Enciso, deberían ser invisibles: "A las ocho de la mañana todos los inmigrantes son pocos, a las ocho de la tarde sobran todos". Este tipo de peligrosas actitudes políticas no deben tener cabida en ningún partido civilizado, y a la postre acaban haciendo mucho daño, también económico, a la tierra y a los ciudadanos que dicen pretender defender.

En febrero de este año 2010 se va a cumplir el décimo aniversario de los anteriormente citados “sucesos de El Ejido”, que hasta que han sido desplazados desde octubre de 2009 por las informaciones relativas a la Operación Poniente, ocupaban los primeros espacios en los buscadores de internet cuando se tecleaba “El Ejido”. Al margen de otras cuestiones que serán ampliamente debatidas a lo largo de este año sobre los acontecimientos de febrero de 2000, queremos advertir de la posibilidad de que en las actuales circunstancias, con Juan Enciso, alcalde y uno de los actores principales de aquellos acontecimientos, en prisión preventiva imputado de graves delitos, alguien quiera aprovechar la inopinada coincidencia de fechas de dichos “sucesos” e intentar sacar a su gente a la calle (si no lo han hecho ya es porque no han encontrado suficientes apoyos). Ya sabemos el daño que nos ha hecho la gestión, presuntamente corrupta, de Juan Enciso y su equipo de gobierno, sabemos también que su determinación de no dimitir deteriora gravemente la imagen de nuestro municipio, pero, lo que nos acabaría dando la puntilla sería ver reflejado en los medios a cientos de ejidenses pidiendo la libertad de un alcalde encarcelado por delitos tan graves. Señor Añez, sea razonable y deje de urdir y, por favor, dimitan en bloque, ¿saben ustedes cuánto nos va a costar esto?

2 comentarios:

  1. Estimados Compañeros:

    Comparto con vosotros el criterio de que El Ejido no puede permitirse, ni de lejos, el lujo de que los filibusteros que nos desgobiernan intenten utilizar al inmigrante para movilizar al pueblo, relacionandolo con la Operación Poniente, entre otras cosas porque nada tiene que ver un tema con el otro.

    También es cierto que nuestro pueblo vive estigmatizado desde los aciagos días de febrero del 2000, y que las autoridades municipales de la época gestionaron fatal la crisis; de tal manera que resulta evidente que hemos pagado un alto precio por aquellos hechos; y que aún estamos pagando, aunque el resultado de la gestión no sea cuantificable como bien aprecias en tu articulo.

    También comparto que son temas que tenemos que abordar con valentía para superar en lo posible los traumas de aquellos momentos, cicatrizar heridas y esforzarnos por generar un modelo de convivencia que nunca tendría que haberse roto, entre otras cosas porque si algo ha caracterizado a El Ejido y sus gentes históricamente es su capacidad de acogida.

    Tenemos que superar también ese halo victimista que observo entre nuestros convecinos, inmigrantes o nativos, y llamar a las cosas por su nombre; sobre todo aquellos que no tenemos ningún pecado del que ser redimidos, que estoy convencido que somos mas que los "pecadores".

    Aún a riesgo de ser "reprimido", prometo escribir sobre el tema en estas fechas, garantizo de entrada que no soy políticamente correcto, con lo cual el debate, como mínimo se enriquecerá... Pero eso lo dejo para el blog que administro. Enhorabuena mientras tanto por vuestra valentía. Salud.

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  2. Pues me ha llamado mucho la atención de vuestro blog porque yo también creo en la Regenaración Democrática. Para no alargar más el comentario os invito a mi blog, donde acabo de escribir mi punto de vista.


    Os animo a participar, y no sólo en mi blog!!!

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