Señor don Juan, pues con la fiebre apenas
se calienta la sangre desmayada,
y por la mucha edad, desabrigada,
tiembla, no pulsa, entre la arteria y venas;
pues que de nieve están las cumbres llenas,
la boca, de los años saqueada,
la vista, enferma, en noche sepultada,
y las potencias, de ejercicio ajenas,
salid a recibir la sepoltura,
acariciad la tumba y monumento;
que morir vivo es última cordura.
La mayor parte de la muerte siento
que se pasa en contentos y locura,
y a la menor se guarda el sentimiento.
(Aunque sea de Quevedo).
CONSEJO MUNICIPAL AGRARIO
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Uno de los hilos conductores de éste blog ha girado siempre en el entorno
de nuestro “motor” económico cual es la agricultura, como no podía ser de
otra...
Hace 13 años